Andrés Bianque, escritor y periodista chileno, denuncia persecución del Estado sueco

SANTIAGO, febrero 15.- Hace casi cinco años la vida de Andrés Bianque, un chileno que vive hace más de una década en Suecia, cambió radicalmente: Fue acusado de terrorismo, expulsado de su casa junto a su familia y ha debido enfrentar hostigamientos y persecuciones –según él- de parte de la policía secreta y del estado sueco.

Es tal la trama, que él mismo la llama una “historia novelesca” que se inició en marzo de 2004 cuando allanaron su casa. La policía se enteró que había llevado a un compatriota de forma ilegal para trabajar en ese país y en la diligencia encontraron una serie de panfletos contra las fuerzas de orden. El caso pasó a manos de la Säpo, la policía secreta sueca, que aprovechando que no había nadie en la vivienda, la selló y le cambió la chapa. “Nos quedamos con lo puesto”, contó Bianque a Terra.cl.

Desde ese día, la vida para este chileno y su entonces pareja finlandesa, se transformó en una pesadilla. Tras la investigación que se inició en su contra, se determinó que no existían pruebas para inculparlos, pero como a juicio de Andrés Bianque “se pasaron a llevar varias disposiciones legales y jurídicas”, de la Säpo los llamaron para ofrecerles una compensación: Les darían 5 millón 300 mil coronas (más de 300 millones de pesos) a cambio de que no denunciaran la situación.

El chileno –que en Suecia se desempeña como periodista y escritor- se negó a aceptar la cantidad encontrarla baja para el trato recibido, por él, su mujer, y sus tres hijos. Sin embargo, al poco tiempo a su ex pareja le detectan cáncer, por lo que ante la inminente necesidad de recursos para costear el tratamiento, contactan a la policía para decirles que aceptarán sus condiciones.

Se les cursa el depósito del dinero, que Andrés Bianque respalda con documentos en sueco. A sólo unos meses de haberse iniciado este verdadero calvario, al momento de ir a buscar la plata al banco, se les niega debido al rompimiento del "contrato de silencio", al haber contactado a Amnistía Internacional. “Estamos hablando de una mafia estatal bastante poderosa, en sentido de tráfico de influencias. Vamos al banco, y el saldo es de 5 millones pero no se puede sacar, porque dicen que rompimos el trato”, dijo el chileno.

“Son bien racistas con los cabezas negras, mi compañera es enfermera y jamás ha estado metida en algo, el tipo que es de izquierda, el que anda metido en todo estos so yo”, explicó.

A raíz de esta situación recurren a Finlandia, donde consiguen la ayuda de un supuesto relator especial de la ONU, Martin Scheinin, quien más tarde habría sido relevado del caso y negaría toda vinculación con Bianque. En Helsinski, además, consiguen una entrevista en televisión, por la cual les pagaron 100 mil euros, que nuevamente fueron retenidos por un banco. De hecho, Bianque posee los documentos del procesamiento de un ejecutivo que actualmente está en prisión por haber bloqueado los fondos, presuntamente, a petición de la policía secreta sueca.

El chileno cuenta en todos estos años ha sido desalojado cuatro veces de su casa con toda su familia, han solicitado la ayuda de varios abogados y cada vez que les han solicitado los papeles tienen problemas. A ello se suman constantes llamadas telefónicas, golpizas de desconocidos e intentos de atropello. Bianque responsabiliza al Estado sueco y la policía secreta, que en conjunto actuan como una “mafia”.

“El problema es que yo soy un cabeza negra desconocedor de las leyes suecas (…) pero el Gobierno Sueco desconoce dramáticamente, lo que es cosa juzgada. Siempre han encontrado nuevas pruebas para acusarnos, aparecen testigos en las sombras”, se queja Andrés.

Quien firma uno de los contratos de acuerdo, cuenta el chileno, es Stefan Stromberg, quien estuvo a cargo de la investigación del asesinato del primer ministro sueco, Olof Palme. Éste ocupaba el cargo de director general de la policía secreta y no reconoce los documentos signados.

El caso pasó a la Corte de Justicia de la Unión Europea, organismo que de acuerdo a los documentos aportados por Bianque ha fallado en varias oportunidades contra Suecia por no cumplir los acuerdos pactados. Inclusive, asegura que recurrió a la Corte Internacional de Justicia de La Haya, sin que nadie le dé una respuesta satisfactoria.

De hecho, el último trato al que llegaron con el gobierno –el ministro de Relaciones Exteriores de Finlandia figura como garante- estipula una indemnización de 700 mil euros, pero hasta el día de hoy “no hemos viston ni un centavo”.

“Esto fue una bola de nieve, empezó mal y ha terminado peor. Es un trafico de influencia, empezaron a pedirse favores unos con otros…La policial me ha llamado, me ha amenazado porque yo he denunciado esto”, afirma Bianque.

En Suecia, denuncia el chileno, el caso ha escalado hasta el primer ministro, Fredrik Reinfeldt, quien tras asumir el gobierno en 2006, se reunió con ellos para comprometerse a estudiar el caso. Luego –tal como ha sido la tónica en estos casi cinco años- los derivaron a una y otro autoridad.

“Ellos han utilizado una técnica en el sentido nazi; pequeños detalles que parece ridículos hacen que se ridiculice la verdad. Quién va a creer que hablamos con el primer ministro…

Si no tuviéramos los papeles que tenemos, estaríamos internados en una clínica siquiátrica”, afirma Andrés Bianque, quien está convencido que en Suecia existe una extendida red de corrupción: “Esto funciona como una mafia, salvo que hasta el día de hoy no han asesinado a nadie”, comentó.

A su juicio, "si este atropello le hubiese ocurrido a un ciudadano sueco, nada de esto hubiese pasado, ya estarìa resuelto el caso hace años atrás. Pero como la opinión pública sabe al respecto, cuando se trata de ciudadanos de segunda, el trato es otro".

Además, de los organismos internacionales, incluidos Amnistía Internacional y Human Rights Watch, el caso está en conocimiento del Ombudsman sueco, Mats Merlin, pero no ha emitido ninguna resolución.

Por estos días Bianque está en Chile para denunciar esta situación. Ya no está con su familia, que todavía reside en Suecia, y no puede ver a sus hijos por resoluciones judiciales que dice desconocer en qué se basan, pero además, acusa un negligente actual de nuestra Cancillería, ya que no ha recibido ayuda para resolver el intrincado caso.

El Ministerio de Relaciones Exteriores dice estar al tanto de la denuncia de Bianque, pero dada la complejidad del caso, actualmente se trabaja para recabar todos los antecedentes y verificar la autenticidad de lo planteado por Andrés Bianque antes de emitir cualquier pronunciamiento.