Barrick y su club de hijos de puta
BARRICK Y SU CLUB DE HIJOS DE PUTA (con el permiso de las putas, por cierto) Una vez más los animales domésticos, por indicación de sus amos, salen a morder el andar alegre de la gente libre y generosa. Una vez más, los sirvientes de cosquilla en la barbilla, los sicarios por un plato de comida rancia y los yanaconas históricos de cuanta invasión allegada a cada esquina del planeta, han cumplido su misión meneando la cola echados a los pies del patrón. Una vez más los hediondos intereses, para nada desconocidos pues han sido motor de la traición a lo lago de toda la historia, desataron la ignominia en contra de los más débiles. Esta vez, la jauría se llamó Corema, compuesta por un puñadito de personajillos a quienes nadie eligió y que sin embargo se han arrogado representaciones que no hacen más que azuzar su propia revancha contra el rancho de adobe en donde muchos de ellos nacieron. Estos monigotes, hambreados desde siempre y acomplejados por su analfabetismo irremediable, se agrupar