Ingleses quitan apoyo militar a Gringos


El Primer Ministro británico, Tony Blair, anunció ayer
el retiro de parte de los 7.100 soldados que el Reino Unido
tiene desplegados en Irak. Antes de fin de año y si las
condiciones lo permiten, afirman algunos, la cantidad de
tropas británicas en Irak sería la mitad de lo que es ahora.
La decisión de Blair, quien ha sido un aliado incondicional de Estados Unidos en Irak, es interpretada por los analistas como una movida estratégica no sólo militar, sino también política.
Por una parte, aseguran los expertos, cualquier reducción del número de tropas en Irak será una decisión bienvenida por los altos comandos militares británicos y los soldados de más bajo rango, que vienen asegurando que se están agotando los recursos del ejército británico. Por otra, la situación de política interna en el Reino Unido -con elecciones locales y regionales que se avecinan- y el hecho de que Blair está en los últimos meses de su Gobierno también le dan una dimensión política a la decisión.
Según el corresponsal Rob Watson, las condiciones en el sur de Irak -donde están apostadas las tropas del Reino Unido- son muy distintas a las condiciones en Bagdad y el centro de Irak: hay poca violencia entre chiítas y sunnitas ni presencia importante de Al Qaeda.
Los generales británicos además aseguran que cada vez confían más en el ejército iraquí e incluso en la policía para mantener el orden en el sur. Según Watson, algunos sienten que la continua circulación de patrullas británicas en ciudades como Basora puede ser provocadora y quizás produzcan más daño que beneficios.
La decisión anunciada ayer no significa que el Reino Unido se esté replegando por completo; seguirá sirviendo de apoyo para las fuerzas iraquíes y continuará supervisando el control de la frontera de Irak con Irán.
Pese a que el Reino Unido ha sufrido muchas menos bajas que EEUU (132 militares británicos han muerto en Irak) y se ha enfrentado a mucha menor hostilidad, la misión británica no se ha salvado de duras críticas.
Muchos creen que el sur de Irak se encuentra ahora bajo control de milicias chiítas y no se ha transformado en la democracia secular que habían prometido.
Según el corresponsal de política británica de la BBC, Jon Devitt, el hecho de que casi todo el gabinete laborista y la oposición conservadora apoyaron inicialmente la invasión a Irak les ha hecho difícil a unos y a otros poder anotarse puntos políticos con el tema frente a un electorado en el que la guerra fue muy poco popular.
Devitt asegura que Blair desea que el regreso de algunas tropas, más un claro cronograma de retiro, lograrán “neutralizar” el tema de Irak en la campaña para las elecciones locales que tendrán lugar en mayo.
Así, Blair lograría reducir el impacto del tema de Irak en esos comicios, en los que es muy probable que el laborismo sufra fuertes pérdidas de votos. El Gobierno británico, asegura, desea dar la impresión de que la estrategia de ceder control a algunas autoridades provinciales iraquíes está funcionando. Eso, dice Devitt, es lo mejor que puede desear Blair antes de dejar el Gobierno este año.

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