UNA NUEVA ALTERNATIVA SE INSTALA EN CHILE

El Juntos Podemos Más es un aporte a la búsqueda de una nueva mayoría nacional. El crecimiento político y electoral de esta fuerza no favorece a la derecha, eso es mirar las cosas de una manera. La reciente encuesta CERC arroja no sólo indicadores respecto de la intención de voto para las elecciones que vienen. Es mucho más que eso. De acuerdo con este sondeo, 40% de los consultados estima que la actual Constitución (con reformas y todo) no es democrática. Y por sobre 20% no tiene información ni opinión de este relevante asunto polí-tico-social. Más de 90% señala que se sienten discri-minados ante la ley, en cierta forma excluidos. Como una metáfora posible, uno podría ajuntar a los que se consideran “incluidos” en una plaza pequeñita de Chile, y la gran mayoría nacional, afuera. Ocurre al-go parecido respecto del trato hacia las trabajadoras y trabajadores: la encuesta indica que cerca de 50% estima que “alguna vez”, muy ocasionalmente, los trabajadores de Chile reciben “trato digno”. Y por sobre 30% responde que “nunca” han sido tratados con decencia. Todo esto, por ciento, es parte de ese imaginario social, de ese rumor creciente, latente y no manifies-to que recorre nuestro país y su dibujo huma-no. Que tiene muy pocas expresiones en el sistema mediático, en las formas de representación político-institucional, en los espacios de la intersubjetividad individual y colectiva, porque en esos territorios, muy lamentablemente, predominan construcciones orientadas “por arriba”, esas que tratan de mostrar a nuestro país como una especie de limbo a punto de llegar al paraíso terrenal. Visto así, el “fenómeno” Juntos Podemos Más, y sus candidatos al Parlamento y su candidato presi-dencial, pueden ser una sorpresa, una suerte de hecho reciente que irrumpe en un particular momento, como una fotografía instantánea, sin historia, sin proceso. Pero, en rigor, no es así. Si se mira con detención el reciente foro presi-dencial, y su semántica, los contenidos principales se pueden encontrar, desde hace bastante tiempo, en el discurso y la plataforma de Gobierno del Juntos Podemos Más. Es la línea de Gladys Marín en las elecciones presidenciales pasadas; es la misma de lí-deres intelectuales como Tomás Moulián; de artistas y creadores como Pedro Lemebel; y es la línea de contenidos de Tomás Hirsch. Es una plataforma para este período histórico, que entronca con la creciente ola americanista antineoliberal que se expresa en los gobiernos de Cuba, Venezuela, Uruguay, Brasil, en cierta forma en Argentina, y también las luchas de pueblos como el boliviano. En comunicación política, tan importante como el eje discursivo, es el eje de la credibilidad del emisor del mensaje. Son muy poco creíbles los candidatos que dicen que atacarán frontalmente la concentración del modelo, causa de la “escandalosa desigualdad” de la que habló el cardenal Francisco Javier Errázuriz, cuando ellos mismos representan al sector que ha concentrado la riqueza y administra-do tres gobiernos consecutivos este mismo modelo concentrador. Lo que ocurre en Chile es que emerge una nueva alternativa. Se expresa en ese descontento transversal, que busca representaciones muy am-plias, y que se abre camino en alianzas desde la izquierda y desde otros sectores descontentos, que no quieren seguir con más de lo mismo. Lo nuevo, en Chile, es y será esta construcción político-social, que rescata la deuda histórica del arcoiris y que proyecta la realización de un Estado democrático con justicia social y participación ciudada-na. A esa construcción están llamados múltiples sectores. En nuestro país se requiere una centroizquierda real, de verdad, con programa democrático, que haga girar al país hacia una nueva Constitución, sin exclusiones, con independencia verdadera de EEUU, y estrecha-mente vinculada, por vocación histórica, a nuestra América Latina. Este proyecto no es el nuevo referente, o nuevo partido, que algunos piensan debe proyectarse hacia 2010, bajo el manto de un liderazgo afincado, en es-te período presidencial. Este proyecto, el realmente existente, el que termina ahora, deja una sensación de incumplimiento, de desencanto, de frustración, en los activos políticos y ciudadanos que han creído que Chile requiere avanzar con un proyecto de desa-rrollo a escala humana. El Juntos Podemos Más es un aporte a este proceso de búsqueda de una nueva mayoría nacional. El crecimiento político y electoral de esta fuerza no favorece a la derecha, eso es mirar las cosas de una manera pequeña. El crecimiento del Juntos Podemos Más favorece al desarrollo de una alternativa de izquierda, progresista, que puede plan-tearse nuevos entendimientos y alianzas para redise-ñar el escenario político, tan conservador y retarda-tario, producto de las lógicas que le han imprimido la política de los consensos, la democracia pactada y las negociaciones a espaldas de la ciudadanía, poco conocidas por el chileno común. Por: Juan Andrés Lagos. El autor es periodista y académico chileno. Miembro del Consejo Edorial de Crónica Digital e integrante de la comisión política del Partido Comunista.Santiago de Chile, 11 de noviembre 2005Crónica Digital

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