Paraguay, noticias frescas:

El sector golpista que ha usurpado el gobierno necesita reafirmar su poder e instalar la nueva supuesta verdad a la fuerza. Insisten en que todo fue legal y todo está tranquilo, pero como hay gente que no les reconoce ni cree en esa supuesta verdad mentirosa, están ya recurriendo a métodos más drásticos: ponen francotiradores para disuadir a manifestantes, encuentran culpables al azar y les fabrican pruebas disparatadas, echan a gente de cargos públicos. Un cura que trabaja con indígenas ya fue acusado. Un médico fue calificado como sospechoso por dar una charla de lo más educativa a campesinos. Policías impidieron a una respetada profesional que entre a su puesto de trabajo en una oficina estatal. En fin, ejemplos de la ya conocida política del miedo, transmitida por medios masivos de comunicación muy contentos con el golpe. Por cierto, hay muchos periodistas golpistas a los que se les cae la baba cuando pomposamente pronuncian el nombre del presidente de facto.

Sectores que se creen los únicos productivos celebran el golpe en una gran feria que llaman Expo. Hay muchas vacas, caballos, tractores, bancos, empresas, industrias y agrotóxicos. También celebran que ya nadie impedirá que los transgénicos se apoderen de la poca naturaleza natural que queda en el Paraguay. El algodón paraguayo ya será de la Monsanto. Repiten que son soberanos, mientras venden alegremente al país.

El presidente de facto exhibe su impúdica egolatría en una página oficial llena de fotos que muestran su vida desde que era bebé, pasando por niño, luego joven, después político que gana elecciones a través del voto y, finalmente, usurpador de un cargo por elección de 39 senarratas. Unos Anonymous se enojaron con él e impidieron a la ciudadanía democrática seguir riéndose de tamaño bochorno.

Mientras tanto, la resistencia paciente y pacífica continúa, porque mucha gente democrática ya no se resigna a vivir bajo una dictadura ni a aceptar como si nada a un gobierno de facto.